martes, 29 de mayo de 2007

Los Recovecos del Armario y las letras

En pleno festival, Pepe se da vuelta con una cerveza en la mano, la mala fortuna ocacionó que el 70% del contenido caiga sobre las vestimentas de un corpulento estudiante de letras.
- ¡¿Qué hacés energúmeno?! - lo invade el humedo muchacho.
- Primero, fué sin querer, segundo, no se que quiere decir energúmeno – contesta Pepe intentando parecer firme y disimular el miedo que ya comenzaba a manifestarse en breves temblequeos que hacían chocar sus rodillas.
- Te voy a tener que efectuar golpes sobre tu cara provocando doloires que ni el grande de Borges podría describir – avisó el aspirante a letrado antes que irrumpa en la escena Abel.
- ¡¿Queloqué queloqué?! - gritó el guitarrista al mismo tiempo que se ponía entre Pepe y su agresor.
- Se dice “¡¿Qué es lo que es, que es lo que es?!” analfabestia – el insulto hizo reir a los compañeros del estudiante mientyras se tapaban la boca y emitían sonidos extraños.
Abel se llevó a Pepe de un brazo “Boludo, son unos imbéciles, pero son muchos” le decía mientras levantaba una botella del piso y se la arrojaba, el envase de vidrio revento junto a los pies del enemigo y Pepe y Abel se pusieron contra una pared, en guardia, esperando el ataque, los otros eran quince apróximadamente, “bueno Pepe, acá es tirar y recibir, nos van a cagar a trompadas pero alguna tenemos que meter” Abel termino de decir estas palabras y se sacó la campera quedando con una camisa mangas cortas, el frío no se sentía, la adrenalina es el mejor abrigo que un ser vivo puede poseer, esperaron, esperaron, hasta que Pepe le avisa a su compañero de batalla que “Abel, estos tipos no vienen, tenes los labios morados y estás temblando tanto que el ruido de tus dientes parece parte de la percusión del grupo que está tocando”, Abel se puso la campera y se fueron a comprar una cerveza.

domingo, 20 de mayo de 2007

Entrevista Radial

En una radio en barrio San Vicente, se conservaba aún el casette donde estaba grabada la entrevista que le hicieron a Manuel y Omar, bajista el primero y cantante el segundo de Los Recovecos del Armario (LoRA). En dicho reportaje se dejan al descubiertos los vericuetos mentales de los que serían los fundadores de un grupo de rock cordobés, desconocido para el grueso de la población, grupo que no pasó ni por la vereda del frente de la fama, en el under, lugar al cual se decían pertenecer, eran, también, grandes desconocidos. A Omar parecía gustarle repetir “una de las mejores cosas que hice en mi vida a nivel poético, si es que tengo el honor, es haber inventado la frase 'seremos famosos o tristemente celebres'”.
Pobre el locutor, que pertenecía al sector de la humanidad de los que no suelen callarse nada, orgullosos de ello, corrigiendo, acotando, asincerándose. “esa frase ya fue inventada” dijo el pobre infelíz, lo que siguió fue el detonante para que la entrevista se archivara y nunca saliera al aire.
En una revista barrial le preguntaron a Omar
- Usted es el que más expuesto está en la banda, es el que compone la mayoría de las canciones ¿es un peso importante? - el pibe habrá tenido unos 17 años, Omar impuso sus 37, su fama, sus lentes negros bajaron y una seja más elevada que la otra chicoteó al pseudo periodista.
- ¿Quién mierda sos vos? - latigazo.
- Nosotros hacemos la revista “Lazos vecinales” aquí, en Alto Alberdi y sectores de Los Platanos, es un orgullo tener en el barrio una banda de rock con tanta trayectoria – cada vez se encogía más el peticito, cada vez la pera más al ras del piso.
- Dale nene, preguntá que voy a un ensayo – Omar dijo esto con la voz distorsionada a causa del pucho que salía de su boca y con la acústica particular que le daba la mano que frenaba el viento al encenderlo.
- Una duda que tiene la gente señor Omar ¿Es mejor componer en invierno o en verano? O sea, por este tema de la nostalgia, la tristeza que inspira y el dolor que renueva – abrió la libreta y se preparó para anotar.
- ¡Qué buena pregunta! - el entrevistado se afirmó contra un Siempreverde y escupió – los otros días pensaba, es increíble como el frío nos ayuda a conocernos anatómicamente, no se si me explico, por ejemplo: me meto uno o dos cubitos de hielo en el calzoncillo, y si, siento el frío, pero ahí, en las bolas, en el culo, local, frío intenso, pero local, en cambio, si me lo paso apenas, un “touch” por la espalda, me cago de frío de una forma que puteo, empiezo a temblar, me froto las manos y me paro al lado de algún puesto de chori para calentarme, esas cosas no se si las llegás a entender vos nene, porque vos sabés, yo sé, que nuestro nivel no es el mismo, no es malo que vos seas normal, común, quizás mi don, esto que genera que mi cabeza vea más allá, sea un castigo, un poder, de cualquier manera es una responsabilidad muy grande para mi.
- Aha... bueeeeeno... yo mestoy yendo ¿vio? - mientras guardaba su libreta, buscaba con unos ojos alocados alguna presencia cercana, el pánico lo comenzaba a invadir y surgía la idea de que sumarse a la revista barrial había sido una idea de mierda, camino y escuchaba que Omar seguía hablando, paró un taxi, vivía a dos cuadras pero nesecitaba estar lejos de lo que se había convertido en un peligro.
“Pendejo de mierda, ni gracias dijo y le salve la revistita caquera esa” rezongó el lider de LoRA y siguió su curso, tiró el pucho, se subió los lentes y cruzó la Maestro Vidal.

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“¡Qué letra de mierda!” se escuchó en la sala de ensayo, Manuel leía la letra de la nueva canción, Manuel era alto, flaco, pelo dudosamente ondulado, nunca se sabía si era el hecho de no lavarlo o si naturalmente reinaban las ondas en su cabellera. José (Pepe) era el baterista y venía con la idea de hacer una letra para una canción, nunca lo dejaban, había un problema que iba más allá del egocentrísmo de los líderes, y era que Pepe componía con la batería sin tener una mínima idea de lo que era una melodía.
Ho la mi amor
co moes tassssssss
ve nisa cococococomerrrrrrr

con el agregado de que sus letras no eran las más vistosas de las que circulaban en la banda, y se enculó, y se puso loco y salió de la sala, y Abel, el guitarrista, petizo, flacucho, cortó una cuerda y se empezó a suicidar por el tobillo, juraba, cada vez que intentaba suicidarse que “no quiero llamar la atención, simplemente no me se suicidar”.

En San Vicente comenzó un ciclo nuevo en la vida de LoRA, luego de la entrevista, luego de los destrozos, luego de los 3 meses en la carcel que pasaron Omar y Manuel, comenzaría una etapa clave en la historia de la música casi under de la ciudad de Córdoba.